En América Latina y el Caribe, 7 de cada 10 mujeres afrodescendientes han vivido violencia en el ámbito educativo y/o en el ámbito laboral. Esta misma proporción afirma también haber experimentado discriminación étnico racial al menos alguna vez en su vida. Estas cifras revelan un escenario de múltiples vulneraciones que afectan de manera diferenciada la dignidad y los derechos de esta población, dando cuenta de la importancia de hablar y actuar sobre un tema en concreto: el impacto de la violencia basada en género en las niñas y mujeres afrodescendientes.
Este es precisamente el eje central del segundo episodio de la serie “Sin violencias: acciones que cuentan para prevenir la violencia de género en América Latina y el Caribe”, una iniciativa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en América Latina y el Caribe para explorar cómo la lucha contra la violencia basada en género se fortalece cuando reconocemos la diversidad, la identidad y la voz de todas las mujeres.
En este episodio titulado “Violencia basada en género y la intersección con el racismo y la discriminación que impacta a las mujeres afrodescendientes”, Rocío Muñoz, Asesora Regional de Género del UNFPA en América Latina y el Caribe; Sofía Carrillo, periodista, activista y gerenta social afroperuana; y Marcela Huaita Alegre, experta en temas de género, derechos humanos y políticas públicas, y jefa de la Oficina para la Igualdad de Genero y Diversidad de la PUCP, comparten sus reflexiones sobre cómo enfrentar la violencia hacia las mujeres racializadas desde un enfoque interseccional.
Marcela Huaita, señaló que la violencia basada en género tiene un impacto diferenciado que es reforzado por estereotipos que objetivizan, limitan el acceso a oportunidades e incluso la obtención de justicia. Frente a ello, resalta que es imprescindible comprender la situación desde una perspectiva histórica y apostar por la recolección de información estadística desagregada, la implementación de protocolos y el fortalecimiento de capacidades para robustecer la operacionalización de las políticas públicas.
Asimismo, Sofía Carrillo subraya la importancia de la educación ética, antirracista, intercultural e interseccional para fortalecer la prevención de la violencia, la discriminación desde sus raíces para así promover cambios con bases sólidas que puedan sostenerse en el tiempo.
Ambas especialistas coinciden en un llamado urgente a la acción y al trabajo colaborativo entre la academia, las instituciones públicas, el sector privado, los medios de comunicación, y la sociedad civil para que el género, la etnia y la raza no sigan condicionando el ejercicio de una vida digna y plena.
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